miércoles, 19 de octubre de 2011

De ilusiones también se vive

No sé si los seres humanos podríamos vivir sin ilusiones. ¿Realmente os habéis planteado esto alguna vez?
Siempre hay algo por pequeño que sea que consigue que madrugues todas las mañanas, incluso habrá veces que no te des cuenta de lo que es, pero indirectamente está impulsándote a que te hagas una ilusión.
A veces nos ilusionamos sin querer, nos sucede algo que nos indica que pronto ocurrirá lo que llevamos esperando tanto tiempo y una ilusión se crea en nuestro interior, que dibuja una inocente sonrisa en nuestra cara sin que nos demos cuenta. Si con el paso del tiempo ese indicio resulta ser falso, crea en nosotros una decepción interna, de la que nos costará salir, porque nuestra cabeza debe asimilar que aquello por lo que sonreía , era sólo eso, una ilusión y ahora deberá encontrar algo que nos haga sonreír de nuevo, o al menos que nos ayude a seguir buscando ilusiones por las que madrugar.
No podemos controlar las ilusiones , es un sentimiento y creo que a todos nos ha gustado sentirnos ilusionados alguna vez, ¿o cuando ibáis al colegio, no os ilusionaba el primer día de clase después del verano? ¡Yo ni si quiera dormía esa noche!
La ilusión es una fuerza que nos ayuda a superar nuestra rutina con una alegría diferente y a ver todo mucho mejor que un día cuando en vez de ilusionado estás decepcionado...

1 comentario:

  1. Es interesante, muy interesante el tema que tratas en esta entrada; las ilusiones. Al respecto quería decir, que, a título personal, claro, las ilusiones son la gasolina que mantiene encendido el motor de mi vida desde que tengo uso de razón. Al menos, así lo intento.

    Siempre he considerado lógico, a la vez que muy necesario, que en la niñez las ilusiones sean las que marcan la pauta de vida... hablabas de la ilusión ante el primer día de retorno al colegio, pero a esto añado, la ilusión de la llegada de las navidades, o de un cumpleaños, o de ver tal o cual serie animada en la televisión, o de las promesas de los padres (el famoso 'si te portas bien...'), de salir a jugar con los amigos esta tarde, cualquier cosa... Tienen la facilidad de convertir el tedio y la monotonía, en un esperar, especular, organizarse, en definitiva poner a trabajar a destajo su imaginación e ilusionarse con lo que ha de venirles, en un mayor o menor plazo.

    Conforme uno va creciendo y, sobre todo, alejándose de la niñez, conforme pierde esta perspectiva, en cierto modo, se vuelve más pragmático, menos 'ilusionable'... la realidad, en la mayoría de las ocasiones, es dura. Pero por eso siempre he considerado, que hasta cierto punto, está bien no terminar de madurar nunca. Conservar lo más que se pueda ese espíritu de niño que nos haga ilusionarnos. ¿El problema...? Pues que las causas de nuestras ilusiones, como dices en tu entrada, unas veces son para bien (son factibles...) y otras veces nos hacen sufrir (por ser imposibles...), pero hay que saber jugar con ello...

    Interesante el tema, Paula, muy interesante... una muy sincera felicitación por la entrada!!

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