jueves, 10 de noviembre de 2011

La música es vida.

La música me llena por completo. Un día me levanto abro la ventana y compruebo que mi vecindario sigue aún durmiendo, hace frío y el cielo está nublado, un sentimiento empieza a nacer dentro de mí, me doy cuenta que estoy triste, sin ninguna razón convincente y sin ningún motivo aparente, instintivamente enciendo la música y pongo una canción lenta que me relaja y que trae a mi mente miles de recuerdos. Las palabras se agolpan en mi cabeza y piden salir a gritos, algo se ha encendido en mi interior, estoy sintiendo la sensación de felicidad que sentí la primera vez que escuché esa canción, hasta recuerdo el olor de aquel día, y me entristece notar como aquel momento se me escapa de las manos…no puedo volver a él. Y de repente sin darme cuenta me he sumergido en un mundo de recuerdos, sigo pasando las canciones y cada una trae a mi mente una imagen, una persona, un momento, un día, una foto…La música es algo grande, muy grande diría yo. Nos ayuda a sentirnos identificados con la letra, o simplemente a evadirnos del mundo que nos rodea, y olvidar por un segundo todos nuestros problemas. Me atrevería a decir que hay canciones que te ayudan a seguir con alegría día a día, que te motivan, que te hacen reflexionar sobre cosas que nunca te habías parado a pensar, te ayudan a tomar decisiones o a no tomarlas y simplemente dejarte llevar por cada situación. 
En conclusión creo que la música consigue sacar de nosotros una parte que contiene emociones, sentimientos y recuerdos, y nos deja viajar libremente por nuestro pasado captando lo gratificante de cada instante y ayudándonos con ello a aprender de nuestro errores y a rectificar.