martes, 7 de febrero de 2012

EL ÉXITO

Debemos tener mucho cuidado con los efectos secundarios del éxito, pues toda supuesta victoria y reconocimiento público obtenido con indudable esfuerzo y tesón, es la mejor y destacada manera de cosechar una desproporcionada y abundante cantidad de indeseables, perturbados e invisibles enemigos, siempre predispuestos a ponerte la zancadilla a la primera ocasión, difundiendo todo tipo de bulos, amenazas, intimidaciones y zafiedades contra tu persona y contra tus creaciones... 

Realmente es saludable y muy recomendable asumir que la mejor manera de triunfar y de vivir es intentar que tus conciudadanos y semejantes aprendan a ser libres, rotundamente independientes, eternamente reflexivos, serenamente desconfiados, prudentemente comprometidos... 

Hay que mantenerse alertas y dubitativos ante lo que se presenta como verdad y norma. La única manera de aprender a vivir con dignidad y moderada alegría, es ejerciendo la duda siempre, manteniendo distancias con aquellos sujetos que parecen conocer todas y cada una de las claves secretas de las existencias, propias o ajenas... 

Creo, sinceramente, que incluso todos debemos dudar, poner en solfa y cuestionar la veracidad, eficacia y validez de cualquier iniciativa y propuesta, noticia, proyecto... incluyendo las que un servidor ofrece habitualmente; pues nadie, verdaderamente nadie tiene y puede expresar las respuestas oportunas, dado que somos unos seres apresados en mil laberintos cambiantes, en miles de espejos inundados de sombras, huecos y manchas. 

Es valiente y oportuno reconocer que tampoco podemos disfrutar del sabor de las preguntas, siendo imposible ver el color primero de los misterios, de esas sustancias imposibles y desconocidas, que tan amablemente nos ayudan y permiten seguir andando, soñando, amando, llorando, riendo, abrazando, hablando, callando... 

Antonio Marín Segovia

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